Entrevista a Fernando Barros, profesor de la USC y secretario general de la Cámara de Comercio de Santiago
Emprendimiento e innovación parece que han llegado para quedarse en nuestro sistema empresarial y conceptos como “spin off”, “startup” o “aceleradora de empleo” ya están asentándose en nuestro lenguaje, ¿qué cambios se perciben desde las aulas en la orientación del alumnado universitario hacia modelos de negocio diferentes y cuán preparados están para hacer frente a esta nueva realidad laboral?
En la Universidad ha cambiado mucho la perspectiva en cuanto a la orientación de los alumnos hacia proyectos de emprendimiento empresarial, pero todavía queda mucho por hacer. Creo que el mejor máster que puede hacer un alumno cuando finaliza sus estudios es, precisamente, desarrollar un proyecto empresarial y tratar que este proyecto sea competitivo en el mercado actual. Nosotros como profesores, de alguna manera, tenemos que animarlos a que hagan esto porque casi todos los alumnos optan por elegir un máster determinado, pero creo que el mejor máster que pueden hacer es destinar ciertos recursos, probablemente menos que para un máster, a desarrollar un proyecto empresarial: hacer un plan de empresa que sea viable, constituir la empresa y tratar que esa empresa sea competitiva en el mercado. Necesitamos más y mejores empresas, ya que la empresa es la espina dorsal de nuestra sociedad y tenemos que animar a los jóvenes a que exploren esta vía laboral.
¿Cree, entonces, que los alumnos cuando finalizan un grado tienen los conocimientos y las capacidades suficientes para orientarse de manera individual y sin coordinación hacia el desarrollo de un plan de empresa, la detección de dónde hay un nicho de mercado o capacidad de negocio?
Eso es algo que cualquier joven que finaliza un grado tiene la capacidad suficiente, o debe de tener la capacidad suficiente, para poder desarrollar un proyecto empresarial. Es verdad que en muchas ocasiones adolecen de falta de conocimiento de un determinado sector o de una determinada actividad, pero eso forma parte del proyecto, ya que el proyecto no lo deben ejecutar ellos solos, tienen que buscar y rodearse de todas aquellas personas que pueden plantear un proyecto de futuro. Yo nunca pienso en un proyecto empresarial unitario, si no en un proyecto empresarial en el que varias personas y donde cada uno de ellos tiene un conocimiento determinado: uno tiene más conocimiento de planificación, otro más conocimiento de lo que es el sector, o de logística, etc., pero la riqueza de los proyectos es cuando son de varias personas y establecen sinergias.
En los últimos años se ha experimentado un importante auge en la demanda de ciclos de FP, en muchos casos de personas que ya han finalizado sus estudios universitarios y que buscan una salida profesional. ¿Ha perdido la Universidad capacidad para formar profesionales o para poner en valor las especializaciones que ofrece?
La formación profesional, en el momento actual, en muchos de los ciclos es mucho más competitiva que muchos grados universitarios, lo que ocurre es quizás hay un fallo en el sistema en la medida que hay jóvenes que primero cursan un grado universitario y luego se refugian en un ciclo de formación profesional y para mí esto es un grave fallo del sistema. Los recursos públicos, desde esa perspectiva, no se están optimizando, todo lo contrario, por lo tanto es necesario buscar una solución a este problema. Creo que un aspecto clave que habría que desarrollar en la Universidad en el momento actual es adaptar, quizás, el modelo de formación profesional dual al ámbito universitario en el que no existe. Esto es algo que es una importante deficiencia porque la formación profesional dual, en el poco tiempo que se lleva desarrollando, se está viendo que es un buen sistema porque los jóvenes encuentran empleo y se integran en el mercado laboral y creo que en el ámbito universitario esto no se ha tratado de aplicar, y es un fallo importante de la formación universitario.
Mucho se viene hablando de la sobreeducación o sobrecualificación de las personas más jóvenes y de la frustración que eso genera a la hora de incorporarse al mercado laboral, como buen conocedor del tejido empresarial de la capital gallega, ¿qué opina de la adecuación entre la formación que recibe el alumnado universitario y las demandas laborales que tienen las empresas?
Este gap que se produce entre la formación y las necesidades de la empresa a día de hoy es mayor, y sobre todo en alguna formación o en ciertas áreas. La clave de la formación universitaria es que tiene que estar adaptada a las necesidades de las empresas y si esto no es así, esta formación no sirve. La empresa normalmente viene reclamando esa necesidad de que se está encontrando con jóvenes formados pero que la formación que tienen no está adaptada a las necesidades que ellos (las empresas) tienen, y esto es lo que hay que resolver. Quizás, como decía antes, puede ayudar mucho a resolver este problema un modelo de formación universitaria dual, donde hay una parte teórica en la universidad y otra parte de formación práctica de la empresa. También es necesario que los profesores tengan mayor conexión con las empresas, que conozcan cuáles son sus necesidades, porque eso va a ayudar a poder adaptar la formación a las demandas de la empresa actual.
En ese sentido, ¿considera que la Universidad tiene capacidad real para recoger esas demandas de los sectores empresariales, adaptar planes de estudio y crear nuevas disciplinas?
Yo creo que sí, que la Universidad tiene capacidad, aunque es cierto que cambiar los planes de estudios no es fácil ya que un cambio de plan de estudios, tal y como está planteado a día de hoy, es un proceso muy lento y esto también habría que adecuarlo y responder de forma mucho más ágil y más fácil a la demanda empresarial o la demanda de la sociedad en general, porque en definitiva es de lo que estamos hablando. Un centro de formación superior como es la Universidad tiene que responder a las demandas de la sociedad y la sociedad, entre otras cosas, le demanda que la propia Universidad sea capaz de conseguir profesionales formaos que puedan trabajar en el ámbito empresarial, en el ámbito social o en el ámbito emergente que pueda haber en cada momento.
En relación a las salidas profesionales que ofrece la Universidad, ¿cómo considera que han ido evolucionando y cuáles considera que son las disciplinas que más oportunidades pueden originar para la juventud de cara a encontrar un trabajo en el que desarrollar su trayectoria profesional?
Primero he de decir que está demostrado que cuanta mayor formación más posibilidades de encontrar empleo hay, por lo que las personas más formadas tienen más opciones de encontrar un trabajo. En todo caso, cualquier persona que se lo plantee es capaz de encontrar empleo, podrá ser más fácil o más difícil encontrarlo, pero si alguien se lo propone lo puede hacer. En segundo lugar, indudablemente, hay disciplinas que tienen, digamos, una mayor proyección a la hora de encontrar empleo: todas las disciplinas relacionadas con las ciencias de la salud, las ingenierías, las ciencias sociales o todas las carreras en el ámbito de las TIC. Pero últimamente áreas como matemáticas, física o química tienen unas grandes oportunidades de empleo. Además, en Santiago de Compostela, tenemos una Universidad que en todas estas áreas es una Universidad puntera y eso es una buena oportunidad de que se convierta en ese aliado con las empresas y sea el referente de las empresas a la hora de buscar profesionales para su cuadro de personal, cosa que a día de hoy no se produce ya que la Universidad no es el primer centro al que acuden las empresas para buscar profesionales, y eso es un handicap muy importante en la actualidad.
Ya para finalizar, teniendo en cuenta su amplia experiencia formando a personas universitarias y ahora lidiando con las necesidades de los diversos sectores empresariales que conforman la Cámara de Comercio de Santiago de Compostela, ¿qué retos cree que hay que afrontar en el futuro más inmediato para generar empleo de calidad y mejorar la competitividad de las empresas?
Los principales retos que es preciso asumir van desde incrementar y consolidar la base de empresas exportadoras, eliminar los umbrales de crecimiento empresarial que están establecidos, impulsar el emprendimiento y reformar el sistema de formación profesional todavía o reducir los costes de contratación laboral. También es necesario impulsar la innovación y la sociedad de la información entre las pymes, fortalecer los sistemas de apoyo a la financiación empresarial, incentivar el trabajo autónomo con medidas administrativas fiscales y laborales y evaluar el efecto de la regulación sobre las empresas, que no se ha abordado. A todo esto hay que añadir la importancia de reformar el sistema fiscal, modernizándolo, buscando la eficacia y la eficiencia, así como diseñar un plan energético nacional que tampoco existe, impulsar el arbitraje y la mediación en los conflictos empresariales, ya que desgraciadamente es un tema que no se ha desarrollado y además de poder abaratar costes agilizaría los procesos, y por último profundizar y fortalecer la unidad del mercado español. Todos ellos son aspectos importantes y precisos para mejorar la competitividad de las empresas españolas.