La revolución tecnológica en la que estamos inmersos desde el siglo XX hace necesario que constantemente revisemos ese concepto tan manido de “nuevas tecnologías”, concepto en el que lo que consideramos novedad, y además representa un aporte técnico, es cada vez más difícil de acotar y consensuar.
Nuestra realidad profesional y personal está en constante cambio: nos hemos digitalizado, introducimos herramientas y funcionalidades y, sobre todo, buscamos la destreza como garante de nuestra manera de proceder, optimizado recursos y maximizando la gestión adecuada de nuestros tiempos.
Si ya sabíamos que las nuevas tecnologías venían para quedarse, también parece innegable que han traído facilidades y bienestar a cómo nos organizamos, producimos y, sobre todo, a cómo evolucionamos, sin estar exentas del análisis de su impacto y de las consecuencias que en la relación humano-máquina pueden acarrear.
La disrupción que acompaña a las nuevas tecnologías es incontenible y de nosotros, empresas y plantillas, depende convertir esta transformación en una oportunidad y sumarnos al inevitable cambio digital o dejar que el inmovilismo, y el mantenimiento de un falso status quo de mercado y laboral, termine por aniquilar nuestras posibilidades de ser competitivos y competentes.
Las empresas debemos transformarnos y nuestros modelos de negocio adaptarse a la nueva realidad, señal de que la evolución y el progreso son los motores cuyo impulso nos hace mejorar y que tenemos condiciones y capacidad para seguir dando respuestas en nuevos contextos, más exigentes, innovadores y cualificados.
Desde Grupo Isonor venimos apostando por la digitalización como eje vertebrador de nuestro desarrollo, por la innovación como proceso en la creación y comercialización de nuestras herramientas de trabajo, por poner a disposición de nuestros clientes y colaboradores todo el potencial que la tecnología nos brinda y, lo que resulta fundamental, porque el equipo humano que conformamos siga creciendo, expandiéndose y apoyándose en la era digital como plataforma de proyección y consolidación.
Debemos ser capaces de integrar los engranajes del nuevo paradigma tecnológico en nuestra maquinaria, aprovechando la disponibilidad y la inmediatez de la información, apoyados en la omnicanalidad y el Internet de las cosas, y afrontando nuevos retos como la ciberseguridad o la transformación de la información en conocimiento. Para ello disponemos de nuevas y potentes herramientas, algunas perfectamente incorporadas como el cloud computing y otras por explotar como la inteligencia artificial o el edge computing, y debemos actuar de catalizadores aprendiendo, por ejemplo, de los modelos born global y de la innovación de las startups.
Es por ello que abordamos este número de (Re)vista de Consultoría con el reto de poner a disposición de nuestros lectores y lectoras todo el potencial que consideramos que nos rodea y contribuir a la visibilización de proyectos e ideas que resultan tan necesarios como estimulantes, ya que la transformación del entorno es, a su vez, nuestra propia transformación y esa es la meta común hacia la que caminamos y en la que todos debemos sumar para construir.
Jorge González Cuenca
CEO Grupo Isonor