La Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo define riesgo nuevo y emergente como aquel que no existía anteriormente y que está causado por nuevos procesos, nuevas tecnologías, nuevos tipos de lugares de trabajo o por cambios sociales u organizativos.
Este artículo contiene una breve reflexión sobre estos nuevos riesgos asociados a las nuevas tecnologías, que en muchos aspectos han contribuido a aumentar nuestra calidad de vida y facilitar procesos de trabajo, pero también traen consigo un aumento del estrés laboral, por dos vertientes: por un lado el exceso de apego a las mismas, que nos impiden desconectar laboralmente una vez terminada nuestra jornada, así como el rechazo a las mismas, en trabajadores/as, que ven como son superados por la presión que ejerce el entorno por estar actualizados y llegar a dominarlas, que está imponiendo en muchas personas un ritmo y una tensión difícil de superar.
Por tanto, el llamado tecnoestrés es uno de los nuevos riesgos a los que nos tenemos que enfrentar, pero no es el único, puesto que desde el punto de vista ergonómico ya hay estudios, entre ellos uno publicado en la revista Surgical Technology International, que indica que el uso continuado de smartphones puede ser perjudicial para nuestra columna vertebral, ya que al usar estos dispositivos involuntariamente inclinamos la cabeza hacia delante lo que produce más tensión en nuestra columna. El estudio indica que una cabeza humana, de media, pesa entre 4 y 5 kilos, pero al inclinarla para mirar la pantalla del smartphone la tensión que puede ejercer sobre la columna puede aumentar hasta los 27 kilos si doblamos el cuello hasta los 60 grados.
Así las recomendaciones de los autores de ese estudio van enfocadas a que los usuarios/as de smartphones debemos realizar un esfuerzo para intentar mantener posturas neutras de nuestra columna vertebral. La solución recomendada es fácil: la posición correcta consiste simplemente en subir nuestro brazo (descansando este sobre el otro), en vez de bajar nuestra cabeza.
No podemos olvidarnos de la fatiga visual que nos provocan las pantallas de visualización de datos, este no es un riesgo nuevo puesto que las PVD -Pantallas de Visualización de Datos- están presentes en nuestra vida laboral desde hace tiempo, pero sí lo es el que en muchas ocasiones los puestos con pantallas tenían un descanso visual real, puesto que este tiempo de pausa en el trabajo se utilizaba para tomar un café o charlar con el compañero/a, y ahora en muchas ocasiones utilizamos ese tiempo para consultar nuestros smartphones, lo que supone que nuestra vista no tenga ningún descanso de dichas pantallas. Esto está suponiendo un aumento del Síndrome Visual Informático -SVI-, entre el 50 % y el 80% de las personas que viven en países desarrollados sufren este problema a diario, siendo los síntomas más comunes del SVI:
Todos estos nuevos riesgos son ya de alguna manera tenidos en cuenta por los técnicos/as en prevención en las evaluaciones de riesgos, pero en un espacio de tiempo muy breve tendremos que tener también presente un nuevo escenario: la convivencia de robots y personas en el ámbito laboral. Los nuevos robots colaborativos han extendido estas herramientas más allá de las líneas de montaje o de las fábricas, haciendo posible la convivencia con profesionales en muchos sectores.
Un robot colaborativo se define, según la norma UNE-EN ISO 10218-2, como el robot diseñado para interaccionar directamente con una persona dentro un espacio de trabajo colaborativo, siendo este el espacio de trabajo en el que durante su funcionamiento el robot y la persona pueden desarrollar tareas de forma simultánea, por lo cual será necesario disponer de nuevas soluciones de seguridad para que la persona trabaje de forma segura junto a un robot.
Los robots también traen cambios en la jornada laboral ya que el presentismo que todavía existe en España, en el que cuenta más el estar que el hacer, descenderá cuando algunos compañeros robots desarrollen tareas en la empresa durante las 24 horas del día, serán competidores imbatibles para los presentistas y plantearán un cambio en los perfiles profesionales y en la cultura de las organizaciones, con un enfoque basado en la productividad y eficacia de los trabajadores.
Por tanto, debemos evaluar e incluir estas cuestiones dentro de las políticas de prevención de casi todas las empresas puesto que, en mayor o menor medida, estos riesgos afectarán a la todos los sectores de actividad y a todos los tamaños de empresas.
Pero no todo son inconvenientes, también las TIC nos pueden ayudar en la mejora de la prevención de riesgos laborales, por ejemplo:
Además de las ventajas ya citadas, también se ha comenzado a implantar diversos programas informáticos que ayudan a conocer el rendimiento del trabajador/a, de tal manera que este sea consciente de su productividad (por objetivos cumplidos, por ventas, por tareas realizadas).
Todo ello nos lleva a la conclusión de que las nuevas tecnologías nos facilitan la vida tanto laboral como personal, pero también suponen nuevos retos que debemos abordar y tener en cuenta en nuestra laboral como técnicos/as en prevención de riesgos laborales.
Técnico superior de Prevención de Riesgos Laborales