De mis inicios profesionales lo que mejor recuerdo es… la buena acogida que he tenido tanto en el mundo empresarial como por varias instituciones. Recuerdo con mucho cariño el apoyo y reconocimiento de alguna persona de gran valía institucional que en aquel momento creyó en el esfuerzo de muchas mujeres que, como yo, se quedaron viudas y se tuvieron que enfrentar por si solas al mundo exterior. Tuvimos que salir para adelante y luchar no solo en el ámbito empresarial, sino también en el ámbito social, en la que una mujer viuda tenía que luchar contra los estereotipos de aquella época; hacerse valer por una misma no era nada sencillo.
Como mujer trabajadora en el ámbito empresarial creo que… tenemos que hacer es creer en nosotras mismas. Es necesario interiorizar que el sexo no condiciona el éxito, que solo depende de ti, de tu persona y tu valía. Lo principal es confiar en nuestro trabajo y rodearnos de excelentes profesionales para configurar un buen equipo de trabajo, ponernos objetivos y luchar hasta alcanzarlos. El éxito profesional en mi caso, debido en gran parte a mi condición de mujer viuda, supuso un gran sacrificio tanto en el ámbito familiar como en el personal, dejando muchas veces de lado estas facetas para afrontar los retos profesionales que se me exigían.
Entre los principales retos que hemos de asumir las mujeres está… tomar la difícil decisión de elegir entre vida familiar y trayectoria profesional, ya que en algunas ocasiones ambas no son del todo compatibles. La única forma de conseguir no renunciar a una de ellas, sería con una conciliación real e igualitaria entre hombres y mujeres. Debido a la educación que hemos recibido, y al concepto de sacrificio innato que nos han inculcado, a día de hoy el peso de la vida familiar sigue recayendo en la mujer. Todavía continuamos con estereotipos donde las reducciones de jornada por cuidado de hijos o familiares sigue recayendo en un alto porcentaje en las mujeres, siendo esta opción la más válida socialmente.
De mis inicios profesionales lo que mejor recuerdo es… la energía del nacimiento de TVG y de trabajar con jefes- todos hombres- que no me pusieron barreras. Alguno lo intentó, pero mujeres y hombres debemos luchar por conseguir nuestra ambición. Mi entonces jefe fue un avanzado y se “atrevió” a nombrarme jefa de producción ajena (compraba películas, dibujos, series…) con 27 años y siendo madre. La primera mujer en España que ocupó ese puesto. Compré As bolas Máxicas, La Víbora Negra, Mr. Bean,… y producciones como Sempre Xonxa o Mareas Vivas. Después fundé Zenit Televisión, mi segundo inicio profesional como productora.
Como mujer trabajadora en el ámbito empresarial creo que… destaco dos temas: nuestro excesivo cuidado ante el fracaso y el conflicto, y nuestra escalera desigual hacia el éxito. Un “techo de cristal” no permite avanzar, pero subiendo una “escalera desigual” se puede alcanzar el éxito, aunque cueste más. En la dirección de Zenit solo hay mujeres, pero compruebo que cualquier discusión o enfrentamiento, cualquier fracaso personal o laboral tiene peores consecuencias para nosotras. Pocas asumen puestos de gran responsabilidad porque “no pueden con todo” aunque sean muy capaces… Debemos actuar si queremos más mujeres liderando.
Entre los principales retos que hemos de asumir las mujeres está… actuar individual y colectivamente, solo así nos convertiremos en referente y apoyo para las demás. Algunos propósitos que intento seguir tanto en mi familia como en la empresa: sin dejar de ser autoexigentes y seguir formándonos, ser menos autocríticas y más asertivas. No temer el conflicto. Saber dar brillo a nuestras fortalezas. Empoderar a las personas de nuestro entorno. Cuidar tanto nuestras redes profesionales como las personales. Ejercicio físico. Cuidarnos. En definitiva, querernos. Si nos aplicamos no habrá quien nos pare… aunque sea por escaleras desiguales.
De mis inicios profesionales lo que mejor recuerdo es… estudié Periodismo y Comunicación Audiovisual casi por casualidad. Quería ser ingeniera, pero una periodista de gran prestigio nacional se cruzó en mi camino y descubrí esta profesión. Tengo que reconocer que me tocó la lotería. Después de trabajar en varios medios de comunicación en el extranjero y en Madrid, mi carrera profesional me llevó a la dirección de Comunicación Corporativa. Actualmente trabajo en una de las empresas más bonitas del mundo, Pescanova, porque es una marca querida, enormemente popular, con muchísimas actividades dentro de una sola empresa (pesca, acuicultura, I+D+i, elaboración, comercialización, etc.), que sale todavía de una crisis, pero establecer e implantar estrategias para aumentar su buena reputación ante sus principales grupos de interés es fascinante.
Como mujer trabajadora en el ámbito empresarial creo que… las mujeres salimos al mercado con talento, formación, ganas y capacidad de trabajo, de lucha y de esfuerzo. Las armas necesarias para revertir una situación histórica en la que encontrábamos numerosos obstáculos para poder desarrollar una carrera profesional. Estamos evolucionando, sí, pero a este ritmo, según la Organización Internacional del Trabajo, la igualdad de género en la alta dirección será una realidad en España en… ¡2133, dentro de 115 años…! Nos equivocamos si pensamos que esto va de hombres o mujeres. Es un trabajo conjunto. Ni la mujer debe integrarse en un modelo empresarial que fue diseñado sin ella, ni el hombre en un modelo de hogar que fue diseñado sin él.
Entre los principales retos que hemos de asumir las mujeres está… que debemos tener las cualidades, la preparación y el talento necesario. Pero también tenemos que creer en nosotras mismas. La participación de la mujer en los puestos de alta responsabilidad no es solo un asunto de justicia social, es una realidad que las empresas que funcionan con diversidad y equilibrio de género obtienen mayores beneficios: la integración enriquece la forma de trabajar y el nivel cultural y organizativo, tanto de manera interna como en la relación con los clientes y demás grupos de interés. Cuanto más diversos seamos, más ideas nuevas y diferentes podremos aportar, y esto mejorará nuestra toma de decisiones.
De mis inicios profesionales lo que mejor recuerdo es… recuerdo con gran cariño mi paso por la universidad. Entonces era una niña, con mucha ilusión por aprender y forjar un futuro profesional. Tras finalizar mis estudios en la USC, cursé enología en la Universidad de La Rioja. A esta profesión accedí casi por casualidad. Todavía recuerdo la visita a bodegas Zárate, la pasión mostrada por su gerente hizo que me interesara por un mundo que hasta entonces desconocía. Ahí empezó todo y al acabar la carrera decidí viajar a diferentes países y bodegas. En mi caso, tras mi primera vendimia en La Rioja, me fui a Chile, al valle de Colchagua, y de ahí a California. De esa etapa, sólo conservo buenos recuerdos y marcó mucho mi aprendizaje.
Como mujer trabajadora en el ámbito empresarial creo que… somos dueñas de nuestro futuro. Cuando estaba a pie de prensa diciéndoles a los viticultores riojanos, en su mayoría hombres, qué uva entraba en la bodega y las partidas que no accedían al proceso de producción, no siempre recibí la mejor respuesta. Ahora observo ese mundo desde la distancia y veo cuánto ha cambiado. Existen muchas enólogas de referencia, mujeres que han allanado el camino para las nuevas generaciones, y lo han hecho a fuerza de trabajo. El conocimiento y el tesón acaban imponiéndose sobre todo lo demás. He tenido contacto con muchas carreras de éxito y la fórmula es única y universal, no responde al género, la variable que determina el resultado final es el trabajo.
Entre los principales retos que hemos de asumir las mujeres están… la necesidad de favorecer la conciliación familiar. Además de nuestro compromiso laboral existe una responsabilidad familiar, y atenderla no puede suponer un obstáculo para nuestro desarrollo profesional. La Administración ha puesto en marcha varias medidas para favorecer la igualdad, pero en la sociedad todavía el compromiso familiar que asume la mujer es mayor, con todo lo que ello conlleva. La sensibilización de la sociedad, la tolerancia y el respeto entre culturas, entre personas, son valores que tenemos que trasmitir en los hogares, en las escuelas y en los centros de trabajo. Es una labor de todos y de todas, cada uno de nosotros tenemos la última palabra.