El potencial efecto cancerígeno de la acrilamida, un compuesto que podemos encontrar en el café del desayuno, en las patatas fritas que acompañan la comida e incluso en los alimentos infantiles, se conoce desde hace tiempo por parte del sector alimentario y las Autoridades Sanitarias.
Desde el pasado 11 de Abril un Reglamento europeo obliga a reducir los niveles de acrilamida en los alimentos.
La acrilamida es un compuesto orgánico reconocido como contaminante que puede aumentar el riesgo de padecer cáncer. Está presente en los alimentos ricos en hidratos de carbono cocinados a alta temperatura.
Esta molécula se encuentra en muchas de las elaboraciones que consumimos a diario: patatas fritas, chips, aperitivos, galletas saladas, pan, cereales, productos de pastelería, bollería, repostería y galletería, café, alimentos infantiles, etc.
Desde el Departamento de Seguridad Alimentaria de Excelentia recomendamos una serie de pautas a la hora de la elaboración de nuestras comidas para limitar en lo posible la presencia de acrilamida:
En Industria se deben aplicar unos códigos de buenas prácticas en función de la actividad y se debe mantener evidencia documental, en forma de registros, del cumplimiento de estas buenas prácticas. Asimismo, se debe realizar el muestreo y análisis de los productos elaborados, con una frecuencia mínima anual.
http://www.aecosan.msssi.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/subdetalle/acrilamida.htm
Técnica de seguridad alimentaria