Entrevista a Iván Dobarro, director territorial en Santiago de Compostela de Grupo Isonor
Dicen que para entender a dónde vamos hemos de saber de dónde venimos, y las
profundas transformaciones digitales que viene experimentando Grupo Isonor exigen entender mejor su punto de partida, ¿cuál era el desarrollo tecnológico que te encontraste antes de iniciar esta singladura?
En un sector tan maduro y competitivo como el de la consultoría, casi cualquier mejora se convierte en una pequeña ventaja al instante. Esto lo ha tenido siempre presente Grupo Isonor que cuenta con un bagaje en innovación y avance que se traduce en experiencia aplicable tanto a nivel interno como a nuestros clientes, aportando soluciones tangibles y escalables, y que ha permitido iniciar nuevos proyectos con un menor esfuerzo.
La situación de partida que a menudo nos encontramos se asentaba en aplicaciones que, aunque obsoletas, se adaptaban como un guante a la empresa y a su operativa, por lo que, en muchos casos, la evolución ha sido inercial. Esto ha permitido que las nuevas herramientas adquiriesen todas las ventajas de las anteriores, simplificando los procesos y permitiendo centrarse en las mejoras, focalizando nuestro objetivo en la calidad y la satisfacción del cliente.
Isonor destaca, además, por poseer procedimientos bien definidos que, aunque forman parte del know how de la empresa a nivel organizativo fuera del ámbito tecnológico, ayudan a trasladar ese buen hacer a las herramientas que permiten automatizar, agilizar y organizar las tareas, tanto productivas como de soporte.
Y en la actualidad, ¿qué herramientas, procesos y mejoras consideras que han convertido a Grupo Isonor en un conglomerado empresarial más competitivo e innovador en el mercado en el que presta servicios tan diversos como protección de datos, vigilancia de la salud o servicios jurídicos, entre otros?
No podemos citar herramientas sin señalar al corazón de Grupo Isonor, el ERP ISOGES que aúna las principales herramientas necesarias para un completo funcionamiento de Grupo Isonor en un espacio común a todos los profesionales, conectando las áreas de negocio y actuando de nexo facilitador de conocimiento, tanto del cliente como de la propia organización, y permitiendo ofrecer un amplio abanico de servicios de alta especialidad con una fuerte coordinación entre los diferentes profesionales del grupo.
Así, las herramientas que componen este sistema pueden agruparse en tres categorías:
organizativas, administrativas y productivas. Entre ellas se encuentra un CRM, gestores documentales, marketplace, gestor de calidad, PayRoll, HCM y todo lo necesario para poder realizar cualquier tarea en formato multidispositivo. Dentro de esta red de herramientas adhoc pueden destacarse aquellas destinadas a la producción como Puzzle -uno de los gestores documentales más completos del mercado en materia de protección de datos-, Aquiles -una eficaz herramienta para la evaluación de riesgos-, el gestor documental de Previsonor, que permite llevar un exhaustivo control de la prevención de riesgos de nuestros clientes, o la herramienta de Compliance para clientes de servicios jurídicos. Con ellas ha sido posible reducir tiempos de producción e improductivos hasta en un 50% o el espacio en disco, impactando positivamente sobre los costes de estructura.
Siempre que se habla de nuevas tecnologías parece inevitable poner el foco de atención en el factor humano, ¿en qué medida el equipo humano es un factor determinante para el éxito de implantación de las nuevas tecnologías en una empresa? Y, ¿qué condiciones de inicio deberían darse para garantizar el éxito de dicha implantación?
A menudo, cuando hablamos de innovación y tecnología, sobre todo los que mostramos más pasión por la (r)evolución tecnológica y que a menudo se nos identifica como techies, geeks o early adopters, perdemos el foco del usuario/a, que es siempre por y para quién se mejora.
La garantía de éxito no habita tanto en la complejidad o rapidez de la herramienta, sino en la correcta gestión del cambio y la entrega a los usuarios/as del apoyo e información necesaria, en escuchar sus necesidades, en buscar el equilibrio entre los hábitos y los objetivos de mejora y en saber motivar y transmitir nuestra pasión por lo que consideramos un avance para todos/as, tanto a nivel profesional como personal.
Para ello, hay que contemplar la gestión del cambio desde inicio, desde el diseño de la herramienta y no únicamente en el momento que requiera ser utilizada. Deben elegirse las piezas dentro del equipo humano que ayudarán y aportarán en el desarrollo y en la motivación a sus compañeros y compañeras. Personas con conocimiento técnico, organizativo, estratégico y empático, haciéndolas partícipes del éxito. Es un bonito reto que, además, deriva en una gran recompensa: la del crecimiento en sintonía entre la empresa y los profesionales que la integran.
Con el desarrollo e implantación de herramientas basadas en las nuevas tecnologías,
¿cuáles dirías que son los retos a los que se enfrenta Grupo Isonor y cuáles el impacto y resultados a medio plazo que espera obtener?
Una vez integradas todas las herramientas, como primer gran reto, deberemos ser capaces de transformar la enorme cantidad de datos generados en información útil y esa información en conocimiento, avanzando hacia tecnologías 4.0 como Big Data y Business Intelligence que nos permitirán conocer mejor a nuestros miles de clientes y aportarles exactamente las soluciones que necesitan.
Otro importante reto es llevar de la mano a los clientes en este camino de cambio, especialmente en los sectores más clásicos, buscando ese equilibrio entre lo tradicional y las nuevas oportunidades, siendo capaces de transmitirles nuestro aprendizaje y las ventajas que supone asumir este cambio de forma natural.
La ciberseguridad es un reto importante en este traslado a la centralización y la nube, y en esta cuestión partimos con una clara ventaja por nuestra capacidad de programación interna, servidores propios y por ser una consultoría especializada, entre otras áreas de negocio, en protección de datos.
Se trata de una apuesta fuerte y decidida que marca los resultados de la empresa y que llama la atención a nivel cuantitativo, pero a la vez reducir los tiempos de producción y de tareas administrativas hace que nuestros especialistas puedan dedicar más tiempo al cliente, por lo que también el salto cualitativo es superior.
Para terminar, imaginamos que habrá clientes o colaboradores que deban acometer procesos de digitalización e incorporar las nuevas tecnologías pero que sigan mostrándose reacios y dubitativos frente a la inversión económica y a los cambios inmediatos, ¿qué deberían valorar para dar pasos en la ineludible era digital?
Siendo la tecnología un paso inevitable, también debe entenderse esta como una oportunidad de mejora que contribuye a la optimización y eficiencia de las operaciones y procesos de la empresa y que permite reducir las sobrecargas de trabajo improductivo a los profesionales.
Lo primero es realizar un análisis situacional y marcar una línea estratégica, tener claro dónde estamos, a dónde queremos llegar y qué vamos hacer para lograrlo, teniendo en cuenta tanto los recursos internos de los que disponemos como los externos que debemos adquirir. En esta línea deben marcarse los objetivos, los KPIs con los que mediremos el rendimiento, la integración del proceso de aprendizaje y la mejora continua y los reconocimientos y recompensas que motivarán al cambio.
Las empresas más dubitativas a la hora de afrontar una transformación tecnológica deben tratar de tangibilizar los hitos, proponiendo metas alcanzables en un plazo relativamente corto de tiempo. Herramientas testadas que provoquen pequeñas mejoras que faciliten el trabajo y no supongan una frustración, evitando cambios radicales difíciles de implementar y motivar. Resulta, además, interesante apoyarse en metodologías ágiles que ayuden a la comunicación y organización de todas las áreas y tareas, proporcionar soluciones rápidas a errores y evitar duplicidades funcionales. Destacaría cuatro elementos indispensables para afrontar un cambio: el equipo humano, la comunicación, la cultura corporativa y el liderazgo.
Por último, es altamente recomendable para las empresas apoyarse en expertos externos que analicen los sistemas y proporcionen una visión objetiva y profesional. En Grupo Isonor poseemos la experiencia y capacidad necesaria para analizar, producir e implantar sistemas de gestión y herramientas digitales en numerosos sectores.